viernes, 1 de junio de 2012

Cosas invisibles para la sociedad (machista): PELUQUERÍA

Dedicado para enseñar a aquella gente que piensa que la peluquería es una tontería y que estudiarla, no sirve absolutamente para nada...  existiendo desde hace varios milenios...


HISTORIA DE LA PELUQUERÍA
Ésta ha sido siempre una actividad realizada desde tiempos remotos, pero al tratarse de cosas referidas con para las mujeres a sido rechazada por eso del culto al bienestar y la belleza y esas cosas.
De acuerdo pues, empezamos.
La aventura artística comenzó...
*En la PREHISTORIA fuente inagotable de mitos y leyendas, el pelo fué, hace millones de años; un potente elemento mágico o ceremonial en nuestros días, todavía algunas de las consideradas culturas primitivas consideran que el alma de cada persona se encuentra en su cabello.
La importancia mágico-religiosa del cabello propició que ya en tiempos remotos su cuidado tuviera una considerable importancia en muchas sociedades. Es posible que la primera herramienta usada por el hombre para cortarse el cabello fueran las lascas extremadamente afiladas de piedra de sílex(imagen).


Resultantes del laborioso proceso de obtención de materiales cortantes a partir del golpeamiento de unas piedas con otras.
El corte del cabello se debía indudablemente a cuestiones prácticas o ceremoniales y nada tenía que ver con los motivos únicamente estéticos de épocas posteriores.



*EGIPTO ¿quién no recuerda el típico peinado de las mujeres egipcias de las películas?
En el imperio que creció a orillas del Nilo, era frecuente que los hombres fuesen con la cabeza totalmente rasurada; no obstante los sacerdotes y los miembros de las élites gobernantes se distinguían con la plebe, esclavos y súbditos con diferentes peinados, colores, pelucas de pelo lacio y cabello natural, así como valiosos tocados de oro y piedras preciosas.
En esta época se comienza a hablar ya de los pigmentos de origen vegetal para el cabello. El descubrimiento de las propiedades colorantes de la henna dio a las féminas la posibilidad de obtener en sus cabellos tonos rojizos y caobas.
Surgen establecimientos especializados encargados, tanto de la fabricación de ungüentos, como de pelucas y postizos.
Fueron los primeros de la primera cultura que consideró el cabello un elemento fundamental de la belleza física y lo trataba ya con funciones estéticas, a pesar de que como hemos comentado, tuviera también usos sociales y religiosos.




*GRECIA


Los griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura. Los peinados que triunfaron en sus días eran extremadamente elaborados y llenos de detalles. Al contrario que los egipcios, los griegos adoraban el movimiento expresado a través de rizos y ondas. Gracias a estatuas y monumentos funerarios se han podido observar detalles de mechones cortos rodeando la frente y melenas largas y recogidas a la base de cintas, cuerdas, redecillas y otros elementos decorativos. También para los hombres el cabello rizado se consideraba exponente de la hermosura.
En Grecia, como en Egipto, los esclavos eran los encargados de mantener lo más hermosas posible  las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó un elemento nuevo los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más selectas.

*ÍBEROS

En nuestras tierras los íberos habían seguido sus propios criterios. Hasta la fecha sólo nos han llegado testimonios a través de estatuillas de damitas, a partir de las cuales se ha podido descubrir la enorme influencia de la cultura griega. Así, se observa una deliciosa mezcla entre lo autóctono y lo importado que muestra objetos de tocado similares a ruedas, que algunos expertos han identificado con pelo trenzado, enroscado y cubierto de tela, ademas de complementos como mantillas y peinetas que tanto se identifican todavía hoy, con la cultura hispánica.




*LOS PUEBLOS BÁRBAROS
Los pueblos a quienes los romanos denominaron bárbaros fueron en cuestiones de peluquería, como en muchas otras, gente eminentemente práctica llevaban los cabellos largos y sucios y eran poco dados a valorar y considerar algunos criterios estéticos hicieron de las trenzas y las colas de caballo sus peinados insignia. Guerreros y cazadores, poco dados a cultivar las artes, no podían entretenerse en rizar, colorear o decorar sus cabellos. Así que en algo coincidieron los hunos que venían de oriente con celtas y vikingos del centro y norte de Europa: el cabello largo y trenzado (negro en los primeros y rubio o pelirrojo en los otros)

*ROMA

Entre las múltiples adopciones culturales que los romanos tomaron de los griegos, se encuentran, como no, los criterios estéticos, y entre ellos el de mostrar cabellos lustrosos y peinados elaborados y con infinidad de detalles. El cabello era corto para los hombres y solía sujetarse con una cinta. Las mujeres podían dejar caer su cabello rizado, en forma de tirabuzón o ligeramente ondulado, o bien recogerlo en moños sobre la nuca, que envolvían con redecillas y cintas del mismo modo que anteriormente hicieron las griegas.

Pero el Imperio Romano no sólo tomó ejemplo de la cultura griega, sino que también se fijó en los hermosos cabellos rubios de los pueblos del norte a los que Julio César hizo cautivos. El impacto de ese nuevo tono causó un gran efecto en las mujeres y se empezaron a realizar pruebas para aclarar el cabello, entre las que se popularizó el compuesto de sebo de cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, pese a que resultaba nefasto para la salud de las ya castigadas melenas. Quizá por este motivo, o porque resultaba más práctico, se popularizaron las pelucas elaboradas con cabello de prisioneras. Los salones de peluquería eran ya un negocio, aunque en aquel entonces no existían de modo global como en la actualidad sino que se organizaban por especialidades. En unos se realizaban peinados, en otros se daba color, en otros se hacían pelucas o postizos... no fue hasta cientos de años más tarde en que se consideró el hecho de que, al tratar todos con una misma materia prima, el cabello, lo mejor era unirse para dar un servicio completo. Las barberías, existentes también en época helenística, se convirtieron en centros de encuentro y charla mientras auténticos profesionales se encargaban de arreglar cabellos y barbas.










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